El huevo para Martin Kippenberger

El huevo para Martin Kippenberger

Para el artista alemán Martin Kippenberger (1953 – 1997), el huevo juega un papel crucial y recurrente a lo largo de su carrera artística. Como constructo visual, el huevo se ha representado de muchas formas, como un símbolo natural del re-nacimiento y como un código humano para el propio artista, creando el alter ego de Kippenberg llamado acertadamente el "hombre huevo". Explica su obsesión por el huevo diciendo que “en la pintura hay que estar atento: lo inesperado aún te queda por pintar. No se le ha hecho justicia al huevo ... Warhol ya tenía el plátano, así es que tomas una forma, siempre son bordes afilados, un cuadrado, este y este formato, la selección dorada. Un huevo es blanco y plano, ¿cómo puede convertirse en una imagen en color? Si le das la vuelta a esto y aquello, se te ocurrirá algo ". (Martin Kippenberger, en D. Baumann, “Entrevista con Martin Kippenberger”, Martin Kippenberger, Londres: Tate Modern, 2006, p. 63).
En la figura 1 (Ego, Selbstporträt, 1996, lapiz color y tinta en papel, 30 x 22 cm, firmado con iniciales y fechado "M.K. 96" abajo a la derecha), se puede ver al artista en estado de muerte y resurrección. La figura representada con precisión yace sin vida debajo del centro de la yema amarilla del huevo, que también actúa como un portal hacia el centro del huevo. La palabra "EGO", de ortografía parecida a la palabra "Egg", está ejecutada en grafito y se puede ver inscrita en la superficie arqueada superior de la cáscara de huevo. El huevo, flotando en un mar azul, se asemeja a una cápsula espacial devuelta a la tierra. Kippenberger está vinculando con humor y de manera inquietante el sentido de autoestima o importancia personal del artista con el poder tradicionalmente simbólico de renacer del huevo. En el cuadrante superior de la composición, un pequeño biplano azul vuela por encima, mientras que una línea discontinua conecta el avión con la cámara interior del huevo, de donde emerge la forma humana. Esta "línea de vida" conecta al artista con el avión aerotransportado, ofreciéndole sacarlo de la confusión del nacimiento y la muerte, o para "impulsar su ego" y tomar vuelo hacia la seguridad de la salvación. Este Selbstporträt es la esencia misma del genio de Kippenberger, fusionando a la vez la gravedad y el humor de sus provocativos motivos en un todo misterioso y sugerente.

Figura 1
 

Dr. Francisco Moraga

Pediatra y especialista en nutrición